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  • Marianne Renoir

Crónicas Mariannas y una de perdedores



Articularé un par de ideas en medio de los restos de este agotador, pero no menos delicioso fin de semana, todo porque el intento de esto que llaman el viejo arte de "juntar letras" me está gustando cada vez more. Lluvia, cobijita, chocolate y Fellini, mon amour, a mi izquierda: mucho más de lo que esta noche esperaba. Definitivamente soy una mujer apasionada.

Hace algunos días cabalgando entre las batallitas de Twitter volví a pillarme con Juan Abreu y su blog Emanaciones, hace rato que no le visitaba. Pues bien, Abreu además de hablar de su "pito" tiene entradas muy sugestivas, las cuales dejan, también, mucho a la imaginación. Tienen enorme y peculiar atractivo las letras libres. Escribe el mentado escritor de manera textual: mi amigo Sergio Campos me escribió ayer y, gracias a su mensaje, me puse a repasar los libros de entrevistas de Thomas Bernhard. Mi etapa de madurez (sea eso lo que sea), lo que soy, se lo debo en gran medida al maestro austriaco. El año pasado lo visité en un cementerio de Viena y me sentí como un hijo ante la tumba de un padre. Pues gracias a esta emanación de Abreu he regresado a Bernhard, filósofo, dramaturgo y poeta de los perdedores, y he regresado para quedarme a vivir allí un por un rato.

A Bernhard le conocí por Luis Ospina (director de cine caleño). Recuerdo una frase, de sus preferidas tal vez, y recuerdo también que la primera vez que se la escuché, en una entrevista de un programa radial, me voló la mente:


"En el fondo, el mundo, desde dondequiera que lo miremos, se compone de insoportabilidad. El mundo nos resulta cada vez más insoportable. El que soportemos lo insoportable es la capacidad para el tormento y el dolor, durante toda la vida, de cada uno, hay en ello algunos elementos irónicos, un idiotismo irracional, y todo lo demás es calumnia.“ — Thomas Bernhard "Ungenach"

Bien, aquel pensamiento del filósofo atrajo mi atención por lo cual en aquel momento pensé en leerle, tratar de comprenderle y sacar una modesta conclusión de aquellas palabras que ya se habían acomodado en mi mente y estaban allí, latentes. Después de algún tiempo, horas, días... de cierta manera lo logré, y todo parece indicar que lo hice bien, porque fracasé. Fracasé en mi primer intento. Abordar en una frase "Ungenach" un libro que es síntesis de toda la obra de Thomas Bernhard - la infancia como el origen de la muerte, la aniquilación- fue tan complejo como tratar de entenderle, y como todo en Bernhard cualquier interpretación tendía al fracaso.

Pero, voilà! en ese justo instante vino a mi cabeza le juste mot, la palabra justa, todo lo que pensaba se resumía en esa palabra "fracaso", palabra que a muchos les causa pavor pero que a mí al igual que a Bernhard y a John Huston (director de cine) al parecer nos resultaba sencillamete deliciosa, por todo lo que se puede llegar a escudriñar dentro de la complejidad de la psicología humana a raíz de ella, creo yo.


Mucho se ha escrito sobre fracasados: Bolaño, Bukowski, Vila-Matas... por nombrar a unos cuantos junta letras dentro de la literatura contemporanea. Y otros cuantos dentro del cinematógrafo han rodado piezas magistrales sobre héroes inútiles y perdedores, Bastardos sin gloria, pero me atrevo a pensar que es John Huston uno de los directores que mejor les ha dirigido y retratado. Existen para mí cinco películas clásicas, de culto, dentro du su filmografía que en lo personal revisaría mil y una vez, mil y una noches, y a las que volvería sin temor a fracasar en el intento. Lo son en su orden cronológico:


El halcón maltés (The Maltese Falcon, 1941).

El tesoro de Sierra Madre (The Treasure of the Sierra Madre, 1948).

The Misfits (1961).

Fat City, ciudad dorada (Fat City, 1972).


The Misfits, 1961


De nada vale esforzarse en tan viejas hazañas,

ni alzar el gozo hasta las más altas cimas de la ola,

ni vigilar los signos que anuncian la muda invasión

nocturna y sideral que reina sobre las extensiones.

De nada vale.

Todo torna a su sitio usado y pobre

y un silencio juicioso se extiende, polvoso y denso,

sobre cada cosa, sobre cada impulso

que viene a morir contra la cerrada coraza de los días.

Las tempestades vencidas, los agitados viajes,

sólo al olvido acuden, en su hastiado dominio

se precipitan y preparan nuevas incursiones

contra la vieja piel del hombre

que espera a su fin

como pastor de piedra ingenua y a ciegas.


De nada vale luchar, como dice este fragmento de Mutis, si ya el destino ha jugado las cartas. Y en el universo de John Huston, las cartas siempre están marcadas. No hay ganadores, sólo perdedores. La mirada de este director carece de propósitos morales, es más bien una actitud vital, casi una filosofía. Allí está, en el horizonte, el cine de Huston, el de los perdedores, el de los que no quieren o no necesitan hacer ningún tipo de reflexión, simplemente se arriesga al todo por el todo, al todo o nada, porque sencillamente al final en medio de sus miserables vidas no hay nada que perder.


Fat city, 1972


Huston y Bernhard se encargan de mostrarnos que en la vida real no hay felicidad absoluta y duradera, que la derrota está ahí acechando ante un error, una flaqueza, un pequeño tropiezo.


Debemos permitirnos pensar, debemos atrevernos a pensar, aunque fracasemos. Está en la naturaleza de las cosas que siempre fallamos, porque de repente nos resulta imposible ordenar nuestros pensamientos, porque el proceso de pensar requiere que consideremos cada pensamiento que hay, cada pensamiento posible. Fundamentalmente siempre hemos fallado, como todos los demás, quienesquiera que fueran, incluso las mentes más grandes. En algún momento, de repente fallaron y su sistema colapsó, como lo prueban sus escritos, que admiramos porque son los que más se aventuran en el fracaso. Pensar es fracasar, pensé.
#ThomasBernhard, Extinción

NO le temo al fracaso, como dijo Bernhard, si fracasar es pensar/reflexionar algo bueno debe quedar después de un acto tan elevado.


Se termina el chocolate, Fellini se ha dormido y la cobija está cada vez más calientita. Luego hablaremos de Jarmusch, de los Coen y sus pandillas de perdedores. Por ahora ¡Volemos!


Birdman, 2014





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1 Comment


Unknown member
Jun 05, 2022

Abreu es un fenómeno. Su blog es magnífico y ha recopilado las entradas en dos libros (Emanaciones). Hay que leerlo y disfrutarlo.

El tema de la vida es que hay que vivirla. Yo soy más optimista que Bernhard, pero eso da igual. Lo importante es caminar e ir gozando y padeciendo con la cabeza alta y el ánimo firme.

Me ha gustado mucho tu largo escrito.

Abrazo.

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