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  • Marianne Renoir

Americano con pandebono

Actualizado: 30 abr 2022




- La ilusion no se come - dijo ella.

- No se come, pero alimenta - replicó el coronel


Savater, viejo sabio y bello. Me encanta cuando le veo con esos cachetitos regordetes, su camisa a cuadros y sus tirantes, halando de la actualidad nacional y mundial que no es precisamente la del país de las maravillas, aunque desde la utopía Carrolliana muchos estarán convencidísimos de que sí, bueno, pues me encanta cuando la zarandea con su humor jalapeño que deja, además, en la boca el sabor agridulce de lo que pocos se atreven a contar y muchos se niegan a escuchar. En particular siento especial devoción cuando habla de cine y educación, y cual tiburón Spielberiano se carga a cuestas su aleta modo suspense, y pluma en mano se lanza a navegar en las profundidaes del pensamiento, luchando contra peces tan gordos que en ocasiones dan la impresión de necesitar un barco más grande. En su libro El valor de educar joya que muchos de los seudointelectuales, con los que no tan a menudo converso porque me deprimen, tachan como obra inferior, sí otorgándole un peso casi pluma allí en medio del cuadrilátero, como si se tratara de una pelea de boxing entre los que escriben mejor o menos peor. Bueno, pues eso, Savater en su libro evoca a Macbeth y de la manera más Shakespeariana y poética que se le pudo ocurrir, a velocidad Kurosawa, eleva al ancestral pero poco valorado oficio de educar a un pedestal en donde los educadores somos el bien más preciado con el que debería contar toda sociedad, capaz de beber del líquido preciado "La leche de la ternura humana o leche de la humana amabilidad", relacionándolo con la esperanza, es decir: que nacemos para la humanidad pese a la irremediable incertidumbre que nos produce la enigmática mente humana que cada día adopta más mutaciones. "Hay que nacer para humano, pero sólo llegamos a serlo plenamente cuando los demás nos contagian de su humanidad" aunque encontrar los límites que nos separan de la mentira y la verdad - discernir entre el bien y el mal - en pleno siglo XXI, a lo Rashomon, termina siendo el más complejo arte.



La enseñanza debe ser pluralista como la sociedad misma y en ella es conveniente que puedan hallar acomodo estilos y sesgos diferentes. Sólo los fanáticos suponen que el principal designio de una sociedad democrática es crear esclavos satisfechos, aunque muchos de los que velamos por mantener elevado el valor de educar nos veamos obligados a danzar cual Umpa Lumpas de la educación dentro del espeso, apestoso y chocolatoso líquido, residuo de la carencia de soluciones reales a las situaciones en contexto y "pequeñas revoluciones" tan poco significativas, traídas de Un mundo feliz; la distopía de un país paralelo al de nuestro sistema educativo, y hoy por hoy, sea un acto inusual el disfrutar de un sorbito del preciado lácteo. Siendo las 3:00 pm, durante esta #PauseCafé no nos queda más que encontrarnos aquí, mirandonos el uno al otro, tratando de hallar sentido al malabar que hacemos en cada acto, mientras disfrutamos de un tinto americano con pandebono.


M.

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